¡Hola ciudadanos/as! ¿Cómo estáis? ¿Cómo lleváis esta mitad de semana? Ya estoy una vez más por aquí para hablaros de un libro que leí hace hará unas dos semanas pero que, por razones que desconozco, he tardado una barbaridad en poder desglosar y reseñar. En esta entrada pretendo hablaros de La conjura de Aramat, el esperadísimo nuevo libro de Victoria Álvarez, una lectura que llegaba el mes pasado a nuestras librerías y que, pronto, se convirtió en todo un éxito. Son muchas las opiniones que ya arrastra el libro desde que se publicó pero, ¿qué me habrá parecido a mí? ¡Id hacia abajo para descubrirlo!
En un país devorado por el desierto, donde la tecnología obedece las leyes de la magia y los deseos de los yinns son más que una leyenda, una sultana se casa cada noche y decapita un nuevo esposo cada amanecer. Nadie en todo Aramat parece dispuesto a alazarse contra ella; nadie excepto su propia hija. A sus diecisiete años, la princesa Raisha está desesperada por salvar a su madre de un destino atroz. Por eso no duda en escapar del palacio con su último esposo, confiando en que la sultana acabe entrando en razón. Pero Raisha no tarda en comprobar que las cosas no van a salir como esperaba: el hombre al que ha ayudado no es quien ella creía, el desierto esconde más secretos de los que podía imaginar y más allá de sus fronteras, donde la niebla se extiende sobre un reino de engranajes oxidados y las nubes envuelven un archipiélago flotante, la maquinaria de una guerra inminente ya se ha puesto en marcha.
Tener una cita con Victoria Álvarez cada año es ya una tradición. La autora ha ido conquistándome poco a poco a cada novela suya que salía y leía, convirtiéndose, gracias a ello, en una de las autoras más prometedoras y más presentes que están actualmente en la literatura nacional. Hasta ahora, a la autora la hemos visto en diferentes registros: desde el terror de La costa de alabastro hasta el western de Silverville (uno de mis libros preferidos, todo hay que decirlo), pasando entre medias por la ficción histórica con tintes de fantasía que nos dejó en La voz de Amunet, Tu nombre después de la lluvia o La ciudad de las sombras, el inicio de la última trilogía que publicó con Nocturna. Andando, una vez más, bajo esta editorial, La conjura de Aramat se presentaba como uno de los proyectos más ambiciosos en los que se ha aventurado la autora jamás, suponiendo una salida completa de su zona de confort y unos primeros pasos hacia la fantasía pura que, además, serviría como el primer retelling de la autora.
Volviendo a una narración en tercera persona, y utilizando diversos puntos de vista que nos adentran en la mente de diferentes personajes del libro, lo primero que tenemos de La conjura de Aramat es un viaje al pasado que nos enseña un suceso concreto del que partirán diferentes incógnitas que tendremos que ir resolviendo poco a poco para ir descubriendo el misterio que la autora nos presenta ya en estas primeras páginas, fragmentos que, además, sirven para separar el libro en diferentes partes y ser, de alguna manera, un descanso para coger aire mientras asumimos lo que acabamos de leer y poder prepararnos, después, para lo que está por venir. Siendo esas primeras páginas un inicio prometedor que te deja con muchas ganas de seguir y con un buen sabor de boca, a partir de ese momento, y dejando atrás ese espacio del pasado, la lectura se asentará en un estilo descriptivo por el que comenzaremos a conocer todo ese complejo mundo de fantasía que Victoria ha ideado desde cero.
Bebiendo directamente de una ambientación a Las mil y una noches, y teniendo esa deliciosa mezcla con un estilo más steampunk, ya en la primera parte del libro se nota claramente una división en la trama que dejará dos caminos diferentes que iremos recorriendo de manera simultánea, caminos que tratarán diversos asuntos y que se irán entrelazando para interactuar entre sí y que dejarán, dentro de cada uno de ellos, consecuencias que irán cambiando, en mayor o menor medida, el rumbo que se está tomando en la lectura en esos momentos. El primero de ellos no es más que el desarrollo y la creación al milímetro del escenario en el que nos vamos a situar. Ya sabéis lo que disfruto yo de todo esto de conocer de cero rincones plagados de recovecos, de luces, de curiosidades, de mucha vida callejera. Victoria creo que consigue mantenerte pegada a las páginas de su libro debido a que todo lo que nos pone por delante nos deja con la boca abierta: las diferentes culturas de las que pronto beberemos, la manera que hay de hacer política y gobernar, con sus propios tejemanejes, alianzas y confrontaciones, las maneras de vivir que existen entre los diferentes reinos, cada uno con sus diferencias y sus propias características, siempre pasando por sus normas, sus partes más crudas y sus momentos más tensos. La imaginación que se respira por todas partes es alucinante y, a medida que se avanza en el libro, más y más cosas nuevas aparecen y siempre en momentos en los que parece que ya no hay nada más por conocer. Por otro lado, y mirando hacia ese segundo camino, aquí se desarrollará todo lo que tiene que ver con los personajes: sus arcos, sus misiones, sus relaciones y sus intrigas. Como he dicho al comienzo, La conjura de Aramat es un libro que se narrará a través de diferentes puntos de vista y, por ello, es sumamente importante que cada uno de estos personajes nazcan desde un punto concreto, se muevan de un lado para otro y cambien continuamente de parecer a medida que ellos y ellas van evolucionando y descubriendo cosas que, para nosotros, no son más que pequeños giros en la trama que, además de dejarnos con ganas de seguir avanzando y muy atentos y atentas a todo lo que está pasando, suponen el cambio necesario para empezar a dejar escenas o momentos más cargados de acción y dinamismo.
Creo que es fácil describir cómo es el ritmo de la lectura, no solo en esta primera parte o primeros compases de la novela, sino también mirando hacia casi más allá de la mitad de La conjura de Aramat. He de reconocer que al principio iba algo perdida y abrumada ante tal cantidad de elementos que de repente cobraron vida a mi alrededor, pero es algo normal al aterrizar de primeras dentro de un mundo que me era completamente desconocido. Incluso puedo decir que las primeras páginas van con algo de lentitud, algo que también veo lógico ya que, antes de poder situarnos en la casilla de salida hacia esa carrera a contrarreloj que va a empezar poco después, hay que dejar las partes más superficiales en las que luego iremos ahondando bien establecidas. Aun así, La conjura de Aramat es un libro que va a seguir un estilo algo monótono prácticamente en todo momento. Volviendo a repetirme, comenzamos el libro con páginas donde el nacimiento de la ambientación será fundamental, pasando luego hacia una trama más hecha a la acción y al peligro con pequeños cambios estratégicos que hacen que la lectura se anime de una manera acertada, volviendo a adoptar después, y de nuevo, el tema de la ambientación, metiéndonos por lugares nuevos, contándonos nuevas creencias o historias paranormales de esos sitios, jugando con todo lo que puede ofrecer algo como un desierto extenso, naves metálicas voladoras o islas flotantes, todo ello para regresar a los giros argumentales que, una vez más, nos meten en situaciones peliagudas y llenas de peligro. Pensando en ello, se podría decir que el ritmo de la lectura es una continua montaña rusa de subidas y bajadas que se van a prolongar durante bastante tiempo. Y, aunque igualmente pienso que es una manera de narrar el libro que funciona bien, a veces he sentido algo de pesadez y falta de escenas más emocionantes y potentes que podrían haber sustituido en más ocasiones ese tono explicativo con el que, además, se pierde mucho el factor sorpresa.
Esto lo he visto, especialmente, en un punto de vista narrativo concreto de unos de los personajes que me ha sobrado completamente, ya que creo que lo único interesante o de provecho que se podía sacar de ahí se hubiera podido contar de una manera diferente, y a través de otros medios o alguna de las otras perspectivas, sin ningún tipo de problema. Esto también viene siendo consecuencia de unos personajes que tampoco me han dicho gran cosa. Como habréis podido notar, La conjura de Aramat es un libro que tiene un buen puñado de personajes, ya sean principales o secundarios. Y, volviendo a lo de antes, también me ha faltado más profundidad en la mayoría de ellos. No he conseguido conectar con nadie y, aunque las que mejor paradas han salido del libro han sido Cordelia y Marjannah, me he quedado con ganas de ver mucho más de ellas. Por otro lado, he leído que a mucha gente le ha gustado muchísimo la relación que se crea entre Raisha y Sheng y, personalmente, ambos personajes se me han quedado muy fríos y distanciados. Había cosas en su manera de ser que no me gustaban, a Raisha la he visto un poco sosa de personalidad, me ha faltado más fuerza. Y de Sheng destaco que llega con nuevas preguntas, pero poco más.
Aún así, al menos puedo decir que La conjura de Aramat no ha sido, en absoluto, un mal libro y, como siempre, llega con algo muy prometedor y bastante potente de cara al futuro. Para mí, Victoria es una autora completísima que hace terriblemente bien su trabajo. La conjura de Aramat es un libro que ha nacido también entre nosotros y nosotras, a través de las redes sociales, viendo cómo avanzaba el proyecto de escritura hasta llegar a ese esperado final, el que lo traía hasta nuestras manos. Puede que tuviera mucho hype de leer este libro, pero también tenía hype por ver esa pedazo ambientación de la que Victoria nos dejaba retazos de vez en cuando para ir abriendo bocas. Pasar de un estilo al que ya te habías hecho hacia otro que la iba a poner a prueba en cada momento no es algo sencillo, pero creo que Álvarez ha salido victoriosa de esa dura batalla que tenía por delante. El trabajazo que ha hecho durante este camino ha sido una pasada y un alucine, y no puedo más que aplaudir la labor de documentación que ha hecho y que sigue haciendo por la que existe una riqueza y una viveza impresionante dentro de las páginas de la novela.
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